Comunicación efectiva - La base de todo


La comunicación efectiva es la base de todo

Yo creo que no hace falta hablar sobre la importancia de la comunicación efectiva. Es indudable que comunicarnos efectivamente puede marcar una tremenda diferencia en nuestras relaciones interpersonales, y esto a su vez, determinará en gran medida el nivel de satisfacción que experimentemos en nuestras vidas. Abundan los casos de personas desgraciadas que fracasaron en la relación con sus hijos, con su pareja o con sus padres; de manera que, la comunicación efectiva es algo que tiene que ver con la felicidad misma. La efectividad de nuestra comunicación puede hacer que nuestra vida sea un total caos, o que por el contrario, sea una fuente inagotable de satisfacciones.
Y esto no pasa únicamente en las relaciones personales, esto va mucho más allá. Esto tiene que ver incluso con el aprendizaje, con las relaciones laborales y cobra importancia vital, en términos de éxito, cuando de hablar de desempeño laboral, mercadeo, ventas, atención al cliente y liderazgo empresarial se refiere. De ahí, que es sumamente importante entender el proceso de comunicación en todos sus niveles; es cuestión de supervivencia.

La comunicación es entre cerebros

Lo que nos define como seres humanos es el cerebro. Por lo menos, hablando en términos biológicos, somos un sistema nervioso en dos patas. Sé que esto puede sonar muy mecanicista, pero en un sentido práctico, eso es lo que somos; de ahí que todo proceso de comunicación, sea finalmente un proceso de interacción entre dos cerebros, entre dos sistemas nerviosos.
Por esta razón, para entender el proceso de comunicación, es justo conocer, al menos de una forma sencilla, cómo funciona nuestro sistema nervioso.

Cómo se comunica el cerebro

El cerebro humano es un sistema que tiene 3 componentes básicos. Vías de entrada, centro de procesamiento de información y vías de salida. Dentro de las vías de entrada tenemos los sentidos: visión, audición, tacto, gusto y olfato; éstas son las rutas por las que entra información a una persona. El procesamiento se da en el cerebro propiamente dicho, y éste será nuestro foco de atención durante gran parte de los análisis que haremos en el blog, porque nos dedicaremos a tratar de entender cómo se realiza ese procesamiento de datos en la mente, de manera que podamos predecir cuál será la respuesta que obtendremos de parte del interlocutor al comunicarle algo, y además, podremos intervenir en nuestro sistema nervioso cuando pretendamos por alguna razón ofrecer una respuesta diferente ante un estímulo que nos llega de otra persona. Finalmente tenemos las vías de salida, que están compuestas por todos aquellos medios que nos permiten comunicar; ellos son a grandes rasgos, el lenguaje verbal y el lenguaje no verbal. El lenguaje verbal está comprendido por las palabras que decimos y/o escribimos, mientras que el no verbal corresponde a gestos faciales, posiciones corporales; ritmo, volumen y tonalidad al hablar, los silencios que utilizamos, nuestra forma de vestir, e incluso nuestro comportamiento (lo que hacemos y lo que no hacemos), hace parte de lo que aquí llamamos lenguaje no verbal.
Aquí es clave dejar claro que comunicamos en todos los niveles; comunicamos, no solo con lo que decimos, sino también con la forma de decirlo. Toda nuestra existencia es comunicación.

Comunicación Efectiva – La torre de control

Una torre de control posee una sala desde la que se dirige y controla (valga la redundancia) todo el tráfico de un aeropuerto. Imagine qué pasaría si los mensajes entran o salen de forma alterada de ese centro de control; sencillamente sería una catástrofe. Efectivamente lo mismo pasa con la comunicación efectiva. El centro de control es el cerebro mismo, y debemos entenderlo para influir en él de manera eficaz, tanto hablando de la mente de nuestro interlocutor, como de la nuestra.
Si bien es cierto que sobre el cerebro es más lo que se especula que lo que en realidad se sabe, tengo que decir que hay principios que están muy bien avalados por los científicos y que tienen un impacto tremendo en lo que a la comunicación eficaz se refiere. Entre esos conceptos yo señalaré en este post dos de ellos. Uno relacionado con la forma en que recibimos la información: la percepción, y otro con la conducta, entendida no solamente como lo que hacemos, sino también como lo que decimos de forma verbal y no verbal. En otras palabras, hablaremos de cómo entiendo yo, Felipe Velásquez, la conducta y la percepción humana. No sé si vaya a ser totalmente estricto en términos científicos, se trata de mi forma de entender el funcionamiento cerebral, la cual me ha resultado útil para aumentar mi efectividad en términos de comunicación.

Cómo percibimos la información que nos llega

Entender lo que a continuación voy a explicar, nos permite comprender por qué no todos vemos las cosas de la misma manera, y esto a su vez, nos permite empezar a liberarnos de esa preocupación que muchos padecen por lo que el interlocutor piensa de ellos. Cuando logramos entender este fenómeno, empezamos a dejar de angustiarnos tanto por lo que los demás puedan pensar de nosotros.
A nuestra mente llegan 250.000 millones de bits de información por segundo, pero somos conscientes solamente de 2.500 millones de bits. Esto quiere decir, que de toda la información que llega a nuestro cerebro, solo somos conscientes del 1%; existe en alguna parte de nuestra cabeza una especie de filtro, que permite pasar solo una pequeña fracción de todos los datos que entran por nuestros sentidos.
comunicación efectiva - percepción
La pregunta que uno tiende a hacer en este punto es, ¿dónde queda el 99% restante?, pero para mí, la parte más importante no es dónde queda la información restante, sino cómo se determina qué parte de la información llega a nuestra consciencia y qué parte se queda por fuera de ella. Ese es el asunto sustancial desde mi punto de vista, porque esto explicaría por qué todos los seres humanos vemos la realidad de distintas maneras. Entender de qué depende que veamos las cosas de una u otra forma, sería como entender el origen de la vida misma.
Existe un dicho popular que expresa que “cada quien ve lo que quiere ver”. A este refrán yo le agregaría: cada quien escucha lo que quiere escuchar y cada quien siente lo que quiere sentir. Y para que entienda a lo que me quiero referir, quiero mostrarle los siguientes ejemplos.

"Vemos lo que queremos ver"

A continuación le presento dos imágenes.
Imagen 1. Lo que parece ser el cuerpo de una mujer.

Imagen 2. Lo que parecía ser el cuerpo de una mujer.

Cuando alguien ve la imagen 1, por lo general piensa que se trata de la silueta de una mujer, pero cuando se le muestra la imagen 2, esa percepción cambia por lógicas razones. Con la información que nos mostraban en la primera imagen, era perfectamente entendible que creyéramos que se trataba de una persona de sexo femenino desnuda. Los datos visuales que ingresaban a nuestra mente desde la imagen, interactuaban en nuestra torre de control con lo que teníamos almacenado, y después de ser procesada la información, vino a nuestra consciencia un mensaje que decía: “es una mujer”. Fue un proceso automático, una especie de reflejo. La información exterior proveniente de la imagen, interaccionó con lo almacenado en nuestra memoria como lo harían dos sustancias químicas, dando como resultado la idea de que se trataba de la silueta de una mujer. Este ejemplo nos permite intuir que, la forma como una persona percibe un mensaje que le llega, depende de lo que tiene almacenado en su mente, de lo que tiene guardado en su subconsciente. Más adelante analizaremos esa memoria almacenada por fuera de la consciencia con más detalle. Por ahora que nos quede claro que, percibimos las realidad según lo que tenemos atesorado en nuestra mente subconsciente; entendámoslo por ahora, como una especie de programaciones. 

"Escuchamos lo que queremos oír"

Mire el siguiente video.

Es una caricatura de la realidad, pero el video nos ilustra perfectamente lo que pasa en nuestras mentes en relación a la interpretación que hacemos de los mensajes que nos llegan a través de los sentidos. Este niño interpretó el “Si” de su mamá según el significado que tenía almacenado en la mente. La mente siempre interpretará lo que llega a ella en virtud de lo que hay almacenado en el subconsciente, y esto lo verificamos una y otra vez en nuestras vidas cotidianas, cuando queriendo expresar algo, nuestro interlocutor nos malinterpreta. Decimos las cosas de manera que, según nuestra interpretación de la realidad, tienen un significado concreto, pero no contamos con que la forma de ver la realidad de nuestro interlocutor es absolutamente diferente a la nuestra, y eso es lo que hace difícil el proceso de comunicación. Percibimos los sonidos, de acuerdo a lo que está almacenado en nuestra mente subconsciente, escuchamos lo que queremos oír, o mejor dicho, lo que nuestras programaciones mentales nos permiten oír.

"Sentimos lo que queremos sentir o lo que creemos estar sintiendo"

Con los aparatos visual y auditivo nos queda claro que las programaciones subconscientes juegan un papel determinante, pero suele ser impactante darse cuenta que, incluso cuando se trata de sensaciones corporales, específicamente del tacto, las creencias y las programaciones internas también juegan un papel determinante. Miremos el siguiente video.

En el video vemos una especie de simulación de un test de humectantes labiales, en el que le piden a varias mujeres que prueben el producto besando a dos hombres, acto que deben realizar, según la conductora de la prueba, con los ojos cerrados. A las participantes les muestran los hombres que supuestamente deben besar. Proceden a taparles los ojos, y en el momento en que ellas no ven nada, cambian a los apuestos hombres, por dos monos. Seguidamente conducen a las mujeres a besar a estos animales, pero fíjese que ellas creen que besarán a dos atractivos hombres. Al terminar de besar a los animales, ellas dicen que se sintieron bien, que sintieron agradable. En otras palabras, la interpretación de si la sensación de humedad y calor propia de un beso, es agradable o desagradable, depende de la creencia que ellas tienen; en este caso, la creencia de que estaban besando a un galán. Sentimos lo que nuestras creencias nos permiten sentir; por lo menos en cuanto a interpretar como agradable o desagradable la sensación se refiere.

Hasta aquí hemos visto cómo es, a mi modo de ver, el proceso de percepción visual, auditiva y cinestésica (táctil o de sensaciones físicas). Entender que nuestro interlocutor tiene una forma particular de ver, escuchar y sentir, que nunca, absolutamente NUNCA será igual a la nuestra, es punto clave en la comunicación efectiva. Nunca podremos tener una comunicación eficaz mientras estemos pensando que la persona que tenemos en frente ve las cosas de la misma forma que nosotros. Con que aprendamos esto y lo llevemos de una forma práctica a nuestra vida real, entonces habremos ganado muchísimo al leer este post. Con que usted pueda entender este concepto y hacerlo útil en su vida, ya me puedo dar por bien servido.

Pero bueno, pasemos al segundo componente de la comunicación, que desde mi punto de vista debemos entender desde la perspectiva del funcionamiento cerebral.
El segundo componente es la conducta, como ya había dicho, entendida no solamente como lo que hacemos, sino también como lo que decimos con nuestro lenguaje verbal y no verbal.

El comportamiento en la comunicación efectiva 

En este tema tenemos mucho que aprender de disciplinas como el neuromarketing, que nos plantea, según algunos autores, que más del 85% de las decisiones que tomamos son determinadas a nivel subconsciente. Algunos expertos como Gerald Zaltman, profesor emérito de la Escuela de Negocios de Harvard, propone que las decisiones que tomamos de forma subconsciente ascienden al 95%. Muchos otros investigadores apoyan esta idea; entre ellos Aldo Rustichini y John Dylan Haynes, y lo que esto significa es que, tanto lo que hacemos, como lo que decimos con palabras, gestos faciales, posiciones corporales y hasta con nuestra forma de vestir, es determinado en nuestra mente subconsciente; todas estas variables se definen de forma automática incluso antes de que hayamos decidido de forma supuestamente consciente. Todo lo que hacemos, todos los gestos, incluso los lapsus que tenemos al hablar, surgen de las profundidades ocultas de nuestro aparato psíquico, quizá de motivaciones de las que no somos plenamente conscientes. Las implicaciones que esto tiene son muchísimas en comunicación efectiva, porque nos lleva a comprender que, a menos que conozcamos las motivaciones subconscientes de las personas con quienes interactuamos, no podremos aspirar a influir en lo que ellos hacen o piensan.

Bueno, creo que por ahora he dejado, desde mi punto de vista, medianamente explicados los dos fenómenos de funcionamiento mental implicados en el proceso de comunicación. A lo largo de los siguientes post seguiré profundizando en cada uno de estos mecanismos y buscando opiniones de expertos en diferentes temas, que nos permitan formar un criterio que sea aplicable en nuestra interacción con las demás personas.

Bienvenidos sus comentarios, sean los que sean.
Hasta pronto.
Por una comunicación efectiva;

Felipe Velásquez.

Saludo de mano y Comunicación Efectiva

Nunca más salude de mano a alguien sin antes ver esto...

El apretón de mano en la Comunicación Efectiva…

Cómo utilizarlo para predecir las intensiones del interlocutor, optimizar la comunicación e influir en las demás personas.

‎"Nadie tiene una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión." ( libro, posicionamiento) Al Ries y Jack Trout.
Durante éste y los siguientes post de la serie “Saludo de mano y Comunicación Efectiva” voy a mostrarle cada una de las sutilezas y de los misterios que se esconden detrás de un simple apretón de manos. Esto le servirá a usted por dos razones:
  1. Aprenderá a leer a través de las características del apretón de mano la intensión que tiene la persona que lo está saludando y además podrá llevarse una idea de la forma de ser de quien tiene en frente.
  2. Por otro lado, según la forma en que usted ofrezca el saludo de mano, estará transmitiendo de manera subconsciente una gran cantidad de información, que a su vez influirá en qué tanto lo respeta, qué tanta atención le presta y cómo lo percibe su interlocutor; es decir, si lo percibe como una persona fuerte o alguien fácilmente manipulable. 
Ahora, es posible que se esté preguntando si vale la pena preocuparse tanto por un “simple apretón de manos”, es probable que piense de la misma forma que yo pensaba: que ese no es un asunto determinante en lo efectiva que pueda llegar a ser su comunicación con los demás.

Esa era mi forma de pensar hasta que conocí el trabajo de Albert Mehrabian, famoso antropólogo profesor emérito de psicología de la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles), quien determinó en sus investigaciones que cuando hablamos, del 100% del mensaje que transmitimos al interlocutor, las palabras son responsables únicamente de un 7%; el tono de la voz, el ritmo, la velocidad y el volumen al hablar son responsables de un 38% y el lenguaje corporal (gestos, movimientos, aquí incluimos el saludo mediante apretón de mano) es responsable del 55% del mensaje que le transmitimos al interlocutor.

En resumen: El lenguaje verbal (las palabras que utilizamos) transmite el 7% del mensaje y el lenguaje no verbal (tonalidad, ritmo y volumen al hablar + lenguaje corporal) es responsable del 93% del mensaje que transmitimos.

De manera, que el entender los significados ocultos tras un simple apretón de mano, podría ayudar a mejorar ese 55% de las habilidades de comunicación, que son las relativas al lenguaje corporal.

¿Dónde se determina el lenguaje no verbal?

Ahora, al hablar de lenguaje corporal y con el objetivo de entender plenamente todo lo que sigue, es importante comprender que más del 98% del lenguaje no verbal está determinado en la mente subconsciente; eso quiere decir que es automático y depende de aspectos que se encuentran fuera de la consciencia, entre ellos, las creencias, las experiencias previas, las emociones y los pensamientos que se tienen en un momento determinado. Esto es lo que explica que a los seres humanos nos resulta tan difícil ocultar lo que sentimos y terminamos de una u otra forma, hablando mediante nuestro lenguaje no verbal de todo aquello que sentimos, de lo que creemos, de lo que pensamos y de las intenciones que tenemos.

Por ejemplo, ¿recuerda algún momento en que usted se sentía aburrido y se esforzaba por ocultarlo? Lo más probable, es que por más que intentara disimular, los demás se daban cuenta de lo mal que se estaba sintiendo.

El subconsciente define si la comunicación es efectiva

Y esa es, precisamente, la dinámica que determina el lenguaje no verbal de todas las personas: las emociones y la mente subconsciente siempre prevalecerán sobre el consciente, en lo que respecta al lenguaje corporal. En definitiva, son emociones y aspectos no conscientes quienes determinan el lenguaje no verbal, los movimientos y ahí incluimos la forma en que saludamos al dar un apretón de manos. Posición de la mano, fuerza del apretón, movimientos que se hacen al tener la otra mano entre la nuestra, son definidos en su mayoría en un nivel subconsciente.

Dejando claridad sobre el origen (en su mayoría subconsciente) del lenguaje corporal, volvamos a los dos aspectos que hacen importante el conocimiento de las sutilezas que se esconden detrás del “simple apretón de manos”. De hecho son dos razones porque la comunicación es un proceso de dos vías, lo que siempre nos debe obligar a analizar cualquier fenómeno, en término de las implicaciones que tiene, tanto en el mensaje que estoy transmitiendo al interlocutor, como en el que estoy recibiendo de él.

Para qué sirve conocer el significado el apretón de manos

Recuerde las 2 razones. Con el apretón de manos podemos:

  1. Llevarnos una idea del tipo de persona que tenemos en frente y leer la intensión y la actitud que él o ella asume en la interacción que está empezando con nosotros. Esto es: La información que recibimos con el apretón de manos.
  2. Transmitir de manera subconsciente mensajes que impactarán positivamente la interacción que apenas comienza. Esto es: La información que transmitimos con el apretón de manos.

Saludo de Mano en Comunicación Efectiva

El apretón de manos es una práctica milenaria, utilizada tanto por la civilización oriental como por la occidental. Acerca de su origen, hay datos de más de 5000 años atrás, existen jeroglíficos Egipcios que representaban pactos y acuerdos entre hombres.

En oriente por ejemplo, contamos con reportes provenientes de la Antigua Babiliona hace más de 4000 años, donde en cada festividad de año nuevo el monarca babilonio hacía un acto de sumisión ante Marduk, el máximo dios babilonio. Este acto, precisamente consistía en estrechar la mano de la estatua que representaba a ese dios en señal de respeto.

En occidente por su parte, en lugares como Grecia y Roma se acostumbraba saludar estrechándose las manos, pero un tanto diferente a como lo hacemos actualmente; ellos estrechaban la muñeca de la otra persona. Es interesante ver como en Grecia, cuando se encontraban en medio del campo dos aldeanos o viajeros de pueblos diferentes, lo primero que hacían era desenfundar sus espadas y ver cómo reaccionaba su contraparte. Si la otra persona no mostraba signos de querer pelear, se procedía a guardar el arma y agarrar con fuerza la muñeca derecha de la otra persona como señal de que no sacaría su daga para apuñalarlo a traición. A partir de ese momento ya podían conversar tranquilamente para saber si la otra persona tenía algo para intercambiar o vender.

En la edad media es también interesantísimo ver como los caballeros para saludarse, daban la mano contraria al lugar donde llevaban la espada (usualmente era llevada a la izquierda), de manera que al ofrecer esa mano, la otra persona podía estar segura que no le atacarían de repente. Conociendo todo esto, podemos entender como desde el comienzo, el saludo de mano tenía como fin transmitir al interlocutor la intención que se tenía en la interacción que apenas comenzaba.

Con el transcurrir del tiempo, la utilidad práctica del saludo de mano fue evolucionando hasta lo que conocemos actualmente: una presentación social de dos personas, donde "en teoría", son prácticamente inexistentes las particularidades que históricamente ha tenido este fenómeno. El apretón de mano ha ido universalizándose como saludo, llegando a ser utilizado de forma automática e independientemente de las intenciones que se tienen con la persona con quien se interactúa. Fíjese que solemos dar la mano incluso a quien no nos cae muy bien, lo hacemos muchas veces por “cortesía” o por simple por compromiso social, por no quedar mal; lo cierto es que nuestro subconsciente no miente y él hablará por medio del lenguaje no verbal – del lenguaje corporal; lo que sentimos, lo que creemos, nuestras intensiones y lo que tenemos en mente terminará por ser comunicado a quién tengamos en frente.

El saludo de mano en la actualidad

En la actualidad, el de mano, es el saludo socialmente más extendido en todo el mundo y aunque para muchos pueda ser considerado como una simple formalidad, lo cierto es que encierra una importante visión de la personalidad de cada uno de los que participan en el apretón de manos. Y es más importante aún, ya que según la profesión, hay quienes llegan a estrechar la mano hasta 80 veces al día. Piense en un vendedor, en alguien que atiende clientes, en un negociador, un intermediador, en un médico, un abogado, alguien que maneja un equipo de trabajo, incluso piense en un líder religioso o en un padre de familia, y en la forma en que su estilo de saludar de mano puede impactar sus relaciones interpersonales; porque sea dicho de una vez, un simple apretón de manos puede (Oiga bien esto): alterar el comportamiento de una persona.

Si nos fijamos detenidamente en la forma en que las personas dan la mano, podemos descubrir sutiles diferencias, que sirven como fuente de valiosa información sobre la personalidad y lo que hay en la mente de cada quien. Lo que pasa es que hasta ahora, es muy probable que no hayamos puesto atención a todas las sutilezas que encierra el apretón de manos. Nunca es tarde para empezar a identificar elementos que pueden revelarnos información acerca de la forma en que las personas resuelven cuestiones de dominio y patrones de interacción con los demás.

Elementos como la forma de presentar la mano, el número de movimientos que se hacen al estrecharla, quién controla los movimientos, qué hace la mano libre, los gestos faciales acompañantes (si hay sonrisa o no), qué se dice mientras se estrecha la mano, la intensidad y firmeza del apretón, la posición del resto del cuerpo al momento del saludo y la temperatura y nivel de humedad de la mano, son las variables que más información nos pueden transmitir.

En los próximos post analizaremos las diferentes posiciones de las manos y otras variables como los gestos faciales, la posición del resto del cuerpo y lo que se dice durante el saludo.

Recuerde: La posición de las manos al saludar puede revelar la actitud básica de quien lidera el apretón; es decir, de quién toma la iniciativa de la postura de las manos. No olvide que estas posiciones son determinadas de forma no consciente.

Hasta un próximo post.

Las 3 Cosas Que Más Nos Gusta Escuchar A Las Personas Y Cómo Puede Utilizarlas Para Ser Más Persuasivo Y Hacer Que Confíen Más En Usted


Investigaciones han identificado las 3 cosas que más nos gusta escuchar a los seres humanos.

El cerebro humano está diseñado para asociar con placer o dolor absolutamente todos los estímulos que recibe, gracias a que poseemos en nuestra mente dos centros: Centro del Placer y Centro del Dolor.

Se han identificado 3 cosas que, al decírselas a alguien, estimulan fuertemente su centro del placer. Tenga en cuenta que los seres humanos desarrollamos una fuerte conexión con la fuente de los estímulos agradables, por lo que, si utilizamos estas 3 herramientas lingüísticas en nuestra conversación con los demás, lograremos crear fuertes lazos con quien interactuamos.

Utilizar este tipo de palabras es sumamente importante, ya que el ser humano procura repetir todo estímulo que activa su centro de placer y por lo tanto, inconscientemente su interlocutor querrá estar más con usted, en parte, gracias a que activó su centro del placer – hizo que él o ella se sintiera bien.

Sin más rodeos vamos con las tres expresiones que más activan el centro del placer de los seres humanos; vamos de atrás hacia delante.

La Tercera Que Más Activa El Centro Del Placer: “Estás “Flaco (Delgado)”.

En nuestra sociedad occidental se ha creado una asociación desagradable con el hecho de ser obeso (no en todas las personas, pero si en la mayoría). De ahí que escuchar todo lo contrario, genere placer en la mente de quién es receptor de ese estímulo verbal.

Así que, si a usted realmente le parece que su interlocutor está delgado, dígaselo; puede estar seguro que estimulará su centro del placer. Dígaselo si realmente le parece, si usted no es sincero estará cometiendo un grave error, porque estará mintiendo e inconscientemente se lo transmitirá a su escucha; nuestro lenguaje no verbal nos delata y, aunque los demás no se den cuenta de forma consciente que estamos mintiendo, si van a percibir que hay algo en nosotros que no les hace sentirse plenamente confiados.

La Segunda Expresión Que Más Activa El Centro Del Placer: “Tienes Razón”.

No necesitamos estudios científicos para saber que, escuchar las palabras “Tienes razón”, estimulan nuestro centro del placer. Solamente recuerde la última vez que las escuchó. ¿Cómo se sintió cuando alguien con quien hablaba le dijo “tienes razón”? Puedo apostar que se sintió escuchado y valorado.

Nuevamente insisto… dígalo si es sincero, sino, mejor quédese callado.

La Palabra Que Más Activa El Centro Del Placer: El nombre Propio.

Esto es bien sabido por los súper maestros de la persuasión; ellos recomiendan mencionar el nombre del interlocutor por lo menos tres veces al iniciar la conversación.

Cuando entreno vendedores, siempre les enseño que, al hablar por teléfono se refieran a la persona en cuestión por su nombre, mínimo 3 veces. Por ejemplo, si ellos van a hablar con el gerente de una compañía, le deben preguntar el nombre del gerente a la secretaria y en el momento en que les pase la llamada, deben empezar con algo como lo siguiente:


Vendedor: Eh, señor Ramírez?

Gerente: Si, con el habla.

Vendedor: Señor Ramírez, lo que le voy a comentar me llevará 40 segundos en explicárselo, ¿no interrumpo nada?

Gerente: no tranquilo, adelante.

Vendedor: Señor Ramírez, lo estoy llamando porque mi compañía ha…. Bla, bla, bla.

Fíjese que el vendedor repitió tres veces “Señor Ramírez. Lo que se busca con esto es crear una sensación de familiaridad en la mente del señor Ramírez. Estamos acostumbrados a que nos llame por el nombre quien nos conoce. De esta manera, el Señor Ramírez se sentirá más confiado y será más receptivo a las ideas que el vendedor le plantee.

Ahora, usted no tiene que ser vendedor para poder utilizar esta poderosa herramienta. Cada vez que interactúe con cualquier persona puede llamarlo por su nombre, decirle “tienes razón” y por que no, “estás flaco”.

Cómo Utilizar Esto Para Influir Sobre Los Demás.

En el Seminario Técnicas De Comunicación Efectiva, dentro de las herramientas que enseñamos para influir en los demás, se encuentra la denominada Ley de Reciprocidad.

Los seres humanos estamos condicionados para devolver todo lo que nos dan. Fíjese que cuando nos hacen un favor, sentimos la necesidad de devolverlo, o cuando nos hacen un halago nos sentimos inclinados a retornar al interlocutor ese reconocimiento especial que nos hizo. Por ejemplo; cuándo nos dicen algo como: “Te ves muy bien”, solemos responder: “Tu también lo estás”.

Precisamente esa es la Ley de Reciprocidad en acción y la podemos utilizar para influir en las personas con quien interactuamos, estimulando su centro del placer – haciéndoles sentirse bien a través de las tres cosas que más nos gusta escuchar a los seres humanos. En la medida en que proporcionamos placer – bienestar a aquellos con quienes interactuamos, estaremos generando una especie de presión interna en sus mentes, que tarde o temprano influirá en su comportamiento a favor nuestro.

Recuerde: siempre que hable con alguien (especialmente si desea generar un clima de familiaridad y confianza), llámelo por su nombre… hágalo varias veces.

¿Cómo vencer la timidez?


¿Es posible dejar de ser una persona tímida?, ¿Cómo puedo vencer la timidez?, ¿Puedo tener una comunicación efectiva aún siendo una persona tímida?

Estas son preguntas que me hacen con mucha frecuencia en los Seminarios de Técnicas De Comunicación Efectiva.

Hace algunas semanas leí una nota que Juan David Arbeláez escribió en su página de Facebook: “Enfrenta tu timidez con estos 5 trucos” y algunos elementos me parecieron muy interesantes. Juan David es un reconocido experto internacional en la mente humana y este corto artículo realmente me gustó porque tiene que ver con comunicación efectiva.

Una de las razones por las que me gustó es porque responde a una pregunta que muchas personas se hacen y que yo mismo me hacía hace algunos años… ¿Es posible comunicarse efectivamente siendo una persona tímida? Y… ¿Es posible dejar de ser una persona tímida?

Antes de hablarte del artículo de Juan David, me parece importante que hablemos un mismo lenguaje… y para hacerlo definamos qué es la timidez.

¿Qué es la timidez?

La timidez es esa sensación de incomodidad que experimentamos cuando estamos en determinadas situaciones sociales y que nos impide disfrutar de la interacción con otras personas, nos impide experimentar lo que queremos con las personas.

Esta sensación de incomodidad varía de una persona a otra. De hecho, cada persona puede sentir timidez en situaciones diferentes. Alguien puede sentirse tímido al hablar con personas adultas, otros pueden sentirse incómodos hablando con personas del sexo opuesto y he conocido incluso casos de personas que se sienten tímidos cuando interactúan con la familia de su pareja y esto quiere decir que la timidez no es algo global, es decir, que no necesariamente la experimentamos en todas las esferas de nuestra vida ni mucho menos con todos los tipos de personas.

Ahora, veamos los 5 trucos que Juan David plantea para enfrentar la timidez

  1. Actúa como si fueras. Se trata de jugar a ser otra persona. Para hacerlo debemos pensar en alguna persona que admiremos por tener confianza en sí mismo y actuar como esa persona lo haría.
  2. Interés en los demás. Se trata de asumir el reto de descubrir tanto como podamos de las personas que tenemos a nuestro alrededor, preguntándoles e indagando sobre ellos. Este punto me parece muy interesante por lo que te contaré más adelante.
  3. Menos “Yos” al hablar. Y cuando llegué a este punto dije woww por lo que nos explica Juan David y por otras cosas que te contaré. Somos muy dados a hablar de nosotros mismos (yo, yo, yo) y al hacerlo, implícitamente nos estamos asumiendo como el centro de atención. Te explicaré adelante como este marco nos perjudica de dos maneras diferentes.
  4. Usted no es el único. Solemos pensar que somos los únicos que sentimos timidez, que nos sentimos incómodos interactuando con otras personas y en realidad esto es algo que le pasa a muchos. El entender que la timidez es una condición común en el ser humano, puede ayudarnos a disminuir nuestra ansiedad al sentirnos diferentes, al sentirnos “personas incompletas”.
  5. Planear. En este punto Juan David se refiere a algo así como “pre-diseñar” la interacción con las demás personas. En mi experiencia he visto que esta técnica es útil solamente para un pequeño grupo de personas y funciona siempre y cuando no haya un problema más de fondo en el individuo.

Después de ver lo que plantea Juan David miremos…

El Verdadero Origen De La Timidez

Como bien termina escribiendo en la nota el autor, “llegamos a creer que no somos lo suficientemente buenos o que somos diferentes a los demás” y he ahí el verdadero origen de la timidez… Ella radica en un sentimiento de inferioridad y en una baja autoestima que dan como resultado miedo o temor a decir o hacer algo que pueda provocar el rechazo de los demás y así la persona tímida permanece callada, inactiva y excluida de la interacción con otros.

Fíjate que el resultado final es una persona callada, inactiva y excluida de la interacción con otras personas; esa es la conducta externa, lo que podemos ver, pero esa conducta externa, ese resultado final, es consecuencia de algo que pasa en la mente de la persona (algo que pasa en el interior del individuo), de algo que hay en su estructura mental, que en este momento podemos llamar factores internos y existen 2 factores internos que definen a una persona como tímida en un contexto y un momento dado: 1. Temor al rechazo y 2. Sentimiento de inferioridad. Detrás de cada uno de esos 2 elementos internos hay una creencia que los origina. Miremos.

Primer Factor Interno Determinante de Timidez: Temor Al Rechazo.

Es un hecho, el 99,99% de las personas hemos desarrollado una absoluta necesidad de sentirnos deseables y aceptados, de sentirnos miembros de un grupo, de sentir que somos importantes, inteligentes, graciosos y simpáticos ante los ojos de los demás.

Ese temor al rechazo inexorablemente va ligado a la necesidad de aceptación y he aquí precisamente una de las creencias detrás del fenómeno de la timidez (recuerda que la timidez es el fenómeno externo por llamarlo de alguna manera, es el comportamiento observado; pero detrás de ese comportamiento hay un fenómeno interno (una creencia) que está directamente implicada en dicho comportamiento y la necesidad de ser aceptado se da porque creemos que debemos tener una serie de características físicas, psicológicas, sociales y económicas para que las demás personas nos acepten. Esto por un lado, y por el otro, la otra creencia ligada a la necesidad de aceptación se trata de “somos valiosos en la medida en que las demás personas nos acepten”; es decir, nos sentiremos valiosos únicamente si todas las demás personas nos aceptan, de ahí que le temamos al rechazo, porque en caso de que suceda, en caso de que nos rechacen, será nuestra valía personal – el sentirnos valiosos lo que estará en juego, y la cuestión es que mientras no transformemos estas creencias, mientras no modifiquemos estos factores internos, nuestros esfuerzos por vencer la timidez serán inútiles. Este factor interno: temor al rechazo – necesidad de aceptación tiene origen precisamente en el segundo factor determinante de la timidez: El Sentimiento de inferioridad.

Segundo Factor Interno Determinante De La Timidez: Sentimiento de inferioridad.

¿Alguna vez te has preguntado por qué te sientes inferior a alguien si supuestamente todos somos iguales o por lo menos igual de valiosos? Con toda seguridad has escuchado muchas veces el dicho popular “todos somos iguales”, que de una forma más precisa sería “todos somos igual de valiosos”, pero la verdad es que no nos sentimos iguales a las demás personas, o mejor dicho, no nos sentimos igual de valiosos que las demás personas. Puede que en tu consciente, en tu raciocinio digas: “claro que todos somos iguales”, pero déjame preguntarte algo:

¿Te sientes superior a alguna persona sobre la faz de la tierra? ¿Te sientes inferior a alguna persona?

Si la respuesta a alguna de estas dos preguntas es afirmativa, es porque no te sientes igual de valioso que todas las personas y he aquí el origen del sentimiento de inferioridad. En nuestra mente subconsciente está almacenada la creencia de que nuestro valor depende de factores como las características físicas (qué tan “bonito – bonita, atractivo o atractiva eres”), las capacidades mentales (qué tan astuto, inteligente, concentrado, disciplinado eres), las capacidades sociales (qué tan fácil interactúas con las demás personas), tu nivel socioeconómico (en dónde vives, cuánto ganas, qué nivel de vida tienes y qué logros has tenido). Y está bien, estoy de acuerdo con que estas son características que nos facilitan la vida, que nos permiten mayores niveles de comodidad y que nos acercan más a lograr muchas cosas; el problema empieza cuando dejamos de sentirnos valiosos por no poseer una determinada característica o condición y es por esto que el 99,99% de las personas respondemos afirmativamente a las dos preguntas planteadas; nos sentimos más valiosos o menos valiosos que otros, porque creemos (consciente o inconscientemente) que nuestro valor depende de lo que hagamos o dejemos de hacer, de las características y las condiciones que tengamos.

Mientras no “tumbemos”, mientras no desinstalemos de una vez por todas esta creencia, mientras nuestra valía personal siga dependiendo de características y condiciones humanas tan variables como el nivel de ingresos, una cara linda, un cuerpo armonioso, tener una profesión respetada, nuestra comunicación no solamente no será efectiva, sino que nuestras relaciones nunca serán satisfactorias y más importante aún, nunca seremos felices… nunca podremos tener la maravillosa experiencia de sentirnos valiosos únicamente por existir; puede sonarte cursi, pero he aquí el elemento fundamental de la verdadera comunicación efectiva… sentirnos igual de valiosos que las demás personas.

Bueno, se nos acaba el tiempo, pero nos queda mucha tela por cortar, nos queda mucho que decir de este tema y lo haré en otros post.